Cómo se fabrica un golpe de Estado
LIDIA FALCÓN O’NEILL es licenciada en Derecho, en Arte Dramático y Periodismo y Doctora en
Filosofía. Nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Wooster, Ohio.
Es fundadora de las revistas Vindicación Feminista, y Poder y Libertad, que actualmente dirige.
Creadora del Partido Feminista de España y
de la Confederación de Organizaciones Feministas del Estado Español. Ha
participado en el Tribunal Internacional de Crímenes contra la Mujer de
Bruselas, en el congreso Sisterhood Is Global de Nueva York, en todas las
Ferias Internacionales del Libro Feminista y en los Foros Internacionales de la
Mujer de Nairobi y de Beijín.
Es colaboradora de numerosos periódicos y
revistas de España y de Estados Unidos. Ha publicado 42 libros. En el terreno
del ensayo destacan: Mujer y Sociedad, La Razón Feminista, Violencia contra la mujer, Mujer y Poder Político y Los Nuevos Mitos del Feminismoque han sido traducidas a varios idiomas.
Así mismo, tiene una extensa obra
narrativa Cartas a una idiota española, Es largo esperar callado, Los hijos de los vencidos, En el Infierno, El juego de la piel, Rupturas, Camino sin retorno, Postmodernos, Clara, Asesinando el Pasado, Memorias Políticas, Al Fin estaba Sola, Una Mujer de nuestro Tiempo, Ejecución Sumaria y el libro de poesías Mirar Ardiente y
Desgarrado.
Se dice que en
la guerra la primera víctima es la verdad, y en la guerra del imperio
norteamericano y la derecha mundial contra el gobierno bolivariano de Venezuela
la verdad ha sido asesinada alevosamente en la propaganda de todos los medios
de comunicación fascistas y reaccionarios.
Estoy viendo en la televisión las manifestaciones de
miles de personas contra Maduro y a favor del autoproclamado presidente Guaidó,
mientras éste organiza una rueda prensa a decenas de medios de comunicación
internacionales en plena calle. Y los voceros de la derecha, incluyendo a algunos izquierdistas
reconvertidos, no paran de calificar a Venezuela de dictadura. Como
cada vez debemos ser menos los supervivientes de la dictadura franquista casi
nadie da testimonio de lo que es una dictadura. En Venezuela se han convocado
elecciones periódicamente durante veinte años y a ellas se han presentado todas
las formaciones políticas que han querido; los medios de comunicación de la
oposición difunden todas las críticas al gobierno que les parecen, incluyendo
un montón de falsedades como pude comprobar personalmente en mis viajes a
Venezuela; a nadie se denuncia ni se detiene por crear un partido político
contrario al gobierno o por organizar un acto público, en la calle o en un
local para criticar el régimen. Y se sigue diciendo desde este altavoz
occidental que Venezuela es una dictadura.
Se han producido tres golpes de Estado contra
el gobierno bolviariano desde que Hugo Chávez ganó las elecciones en 1998. Desde
2002, en Venezuela, cuando se organizó el primer golpe de Estado contra el
comandante Hugo Chávez el gobierno bolivariano ha sido víctima de toda clase de
conspiraciones para derrocarle. Y a partir de la elección de Maduro la
oposición montó las guarimbas, grupos de matones y asesinos que se dedicaron a
asaltar y asesinar a los manifestantes chavistas, atentados que también
ocasionaron víctimas entre la población civil. EEU le ha impuesto el boicot
económico incluyendo al petróleo, en la misma forma que lo hace con Cuba, lo que
está conduciendo al país a la escasez de alimentos y medicinas,
Los golpes de Estado organizados por EEUU en América
Latina han tenido diferentes génesis. Desde los que se impusieron rápidamente
por la invasión militar del país: República Dominicana la primera vez en
1916-1924, la segunda en 1965, en los que el Cuerpo de Marines entró en la isla
y cambió los gobiernos que en aquel momento actuaban en el país.
El golpe de estado que estremeció a Guatemala en 1954 fue el resultado de la operación encubierta llamada
PBSUCCESS (Criptónimo CIA). Esta fue organizada por
la CIA para derrocar a J. Arbenz Guzmán, el Presidente de Guatemala democráticamente electo, por oponerse a los intereses de
la United Fruit Company y por permitir que los miembros del minoritario partido comunista de
Guatemala —Partido Guatemalteco del Trabajo— influyeran en las
decisiones más importantes de su gobierno.
Nicaragua, Granada, Panamá, Cuba, sufrieron invasiones
directas y ocupación del país por el ejército de EEUU, para cambiar gobiernos y regímenes. Salvador Allende, presidente
democráticamente elegido en Chile por su pueblo fue asesinado el 11 de
septiembre de 1973 por el golpe de Estado del general Pinochet, financiado y
organizado por Kissinger, Secretario de Estado de EEUU.
El 28 de junio de 2009 el presidente de
Honduras, Manuel Zelaya fue secuestrado en su casa por el Ejército de
su país, en medio de la noche y enviado, en pijama, en un avión a
Costa Rica, en unaoperación organizada y financiada por EEU. Pretendía
cambiar la Constitución de su país mediante un referéndum popular.
Otros se han concebido mediante la presión económica y
mediática, u organizando una oposición armada en el interior o en las fronteras
del país, como sucedió en Nicaragua. La intervención del Departamento de Estado
de EEU y la CIA en los países latinoamericanos, desde la guerra de Cuba en
1898, es una constante en la historia de ambos continentes. El gobierno de
Norteamerica no quiere consentir que en su “patio trasero” se puedan crear
regímenes socialistas.
Y menos en
Venezuela, que posee las reservas de petróleo más importantes del mundo, y
coltán, hierro, diamantes.
El personaje que acaba de ser nombrado nuevo enviado
de EE.UU. para Venezuela como representante especial del Gobierno de Trump, con
el fin de encabezar la “restauración de la democracia” en Venezuela, es Elliott
Abrams, el que fue arquitecto del golpe contra Chávez en 2002. Se espera que
Abrams coordine todos los esfuerzos diplomáticos de EE.UU. para reemplazar al
presidente Nicolás Maduro con el autoproclamado presidente Juan Guaidar, que ha sido reconocido por Trump media hora
después de su autoproclamación.
El tal Elliot Abrams, fue secretario de Estado adjunto
de derechos humanos de la Administración Reagan en la década de 1980. Abrams
apoyó a los dictadores respaldados por Estados Unidos en Guatemala, El Salvador
y Honduras. También participó en el escándalo Irán-Contra: altos funcionarios
del Gobierno de Reagan, a pesar de la prohibición del Senado, autorizaron la
venta de armas al Gobierno iraní durante la guerra de Irán-Irak.
Luego usaron los ingresos de estas ventas para financiar el movimiento
armado Contra nicaragüense, creado por EE.UU. para atacar al Gobierno
sandinista.
Abrams finalmente fue declarado culpable de mentir al
Congreso sobre el caso Irán-Contra, pero fue indultado de inmediato por el
presidente George H.W. Bush. En la década de 1990 se convirtió en miembro
fundador del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, un grupo de expertos
neoconservadores con ideas belicistas. En 2001, volvió al Gobierno
estadounidense y fue nombrado director del Consejo de Seguridad Nacional del
presidente George W. Bush. Abrams ejercía una fundamental influencia en la
política de EE.UU. en Medio Oriente en ese momento, y fue uno de los
arquitectos de la guerra de Irak de 2003. Además, jugó un papel clave en el
intento de golpe de Estado de 2002 en Venezuela contra el presidente Hugo
Chávez, dañando la relación entre Washington y Caracas después de que el
complot finalmente fracasara.
Esta y no otra es la radiografía del papel que el
Departamento de Estado de EEUU está jugando en Venezuela contra los gobiernos
bolivarianos, desde 1998. Nada tiene que ver en los planes del gobierno norteamericano
la defensa de los derechos humanos, la implantación de la libertad y la lucha
contra la pobreza, y otros falsos argumentos que tanto Trump como sus aliados
de derecha en América y Europa están esgrimiendo. Entre otros, los ilustres líderes del PP y Ciudadanos, que nada dicen de
los gobiernos tiránicos de Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos árabes, del genocidio
palestino por parte de Israel, de las masacres continuadas en Irak, Afganistán,
Libia, Siria, de la guerra de Yemen.
Cómo se fabrican las condiciones para justificar el
golpe de Estado en Venezuela. Desde el fracaso del
golpe de 2002, EEUU y sus aliados, y ante las evidentes dificultades para
proceder a una invasión militar, han decidido bloquear la economía del país. La
primera medida fue bajar repentinamente el precio del petróleo con lo que
perjudicaban además a Irán y a Rusia. Se procedió a boicotear la producción y
la importación de los productos de primera necesidad. Teniendo en cuenta la
permisividad del gobierno bolivariano con sus enemigos, los cinco grandes
sectores de producción fundamentales para la supervivencia del país permanecen
en manos privadas sin que hayan sido incautados y socializados, entre las que
se encuentran las grandes corporaciones norteamericanas.
La comida que produce, importa, procesa y distribuye
la empresa venezolana La Polar, manteniendo el monopolio que ha tenido siempre,
le permite esconder y retirar del mercado los suministros alimenticios,
provocando carestía y malestar en la población. La ropa, el calzado, los
tejidos, que se fabrican o importan por varias multinacionales, son objeto
también de secuestro por parte de esas corporaciones. Los productos
farmacéuticos, los cosméticos, de higiene y de limpieza. La telefonía
fija y móvil. Y el petróleo, que a pesar de haber sido nacionalizado solamente
se puede comercializar cuando se ha extraído, refinado y transportado.
Operaciones todas en manos de las compañías estadounidenses.
Dependiente,
por tanto, el gobierno venezolano del suministro y reparto de los productos de
primera subsistencia por parte de las compañías privadas, el sabotaje continuo
y la ocultación de insumos han causado la pobreza y el malestar de la población
venezolana, de la misma forma que en el gobierno de Allende se secuestraron los
alimentos, se incautó el cobre y se movilizó a ciertos sectores, como los
transportistas, contra su gobierno, antes de proceder al golpe militar y
asesinarlo.
Al mismo tiempo, se hace una campaña continuada contra
el gobierno de Maduro en todos los medios de comunicación de la oposición,
prensa escrita y digital, televisión, radio, que aquel nunca ha impedido,
a pesar de lo que transmiten las informaciones de la derecha.
La CIA ha organizado una guerra de baja intensidad en
la frontera con Colombia con guerrilleros sin ocupación, narcotraficantes y
evasores de divisas, que ha llevado al gobierno a desplazar a muchas fuerzas
armadas a los miles de kilómetros de la frontera con el país vecino, provocando
el disgusto de las poblaciones, de la misma manera que organizó una guerra en
la frontera entre Honduras y Nicaragua que arruinó al gobierno
sandinista.
Este es un somero e incompleto repaso del papel del
Departamento de Estado y de la CIA estadounidenses en el golpe de Estado que se
está perpetrando en Venezuela. Por ello resulta más infame el apoyo que varios países europeos
están prestando al usurpador Guaidó, y el ultimátum dado por Pedro
Sánchez, absolutamente ridículo en términos de imponerse sobre la
soberanía de otro país y que solo beneficia a la derecha de nuestro país y a la
imposición imperialista.
Madrid, 27 de enero 2019.
1 comentário:
Verdades!As posições de Pedro Sanchez,bem como as de Santos Silva,só contribuem para desacreditar cada vez mais a social-democracia europeia:Uma vergonha!Bjo
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