(...)
Fue un lujo
también escuchar en el encuentro de presidentes a un Nicolás Maduro que no dejó nada sin decir,
que se “encabronó” para reclamarle a Obama que saque sus narices de la
política interna venezolana, recordándole que 14 millones de firmas exigiendo
que anule el decreto ya, no son pocas
razones para
demostrarle que sus amenazas han caído en el ridículo, que deje de actuar como
un referente de la oposición escuálida y que atienda las miserias generadas por
el capitalismo en su propio país.
Un Rafael Correa que no quiso dejar pasar la ocasión para
espetarle a Obama que “nuestros pueblos nunca más aceptarán la tutela, la
injerencia, ni la intervención?”y que
"llegó la hora de la segunda y definitiva independencia"
de América Latina.
Un Evo Morales, que de manera inhabitual en él prefirió
leer su discurso precisamente para no olvidarse ningún punto ni ninguna coma en el relato detropelías
cometidas por los Estados Unidos contra el Tercer Mundo. Deje de usar el miedo, las
políticas de terror, los condicionamientos de toda naturaleza, deje de
comportarse como imperio, sentenció el líder indígena boliviano.
Frente a este
embate conjunto de presidentes que representan a sus pueblos, Obama prefirió
retirar su cuerpo de la mesa y no escuchar las verdades que le arrojaban como
dardos. Fue tan burdo en su descortesía protocolar que la propia presidenta
Cristina Kirchner ironizó sobre el tema, señalando: No sé si estará presente
el presidente Obama o si se habrá retirado, no alcanzo a ver, tendría que
ponerme los anteojos y no tengo ganas, no está. No importa, alguien se lo
contará.
Pero si faltaba
algo, la estocada más filosa contra el discurso imperial sobrevino en ese
ámbito de la diplomacia de los pueblos que fue la Cumbre paralela llevada a
cabo en el Paraninfo de la Universidad panameña. Allí donde se recordó con
memoria fértil y no poco dolor a las miles de víctimas del bombardeo e invasión
norteamericana de 1989, a los que también homenajeó el presidente Maduro
concurriendo junto con familiares y militantes panameños al histórico y
combativo barrio de Los Chorrillos.
La Cumbre de
los Pueblos fue el escenario real de lo que ocurre en el continente. Allí se habló de independencia,
de soberanía, de luchas contra la megamineria
y los agrotóxicos, de la maldad que significa el bloqueo de cinco
décadas a Cuba o el sojuzgamiento imperial a Puerto Rico.
También se pudo
escuchar, ya más en familia, a Evo, Correa, Maduro, compartiendo en un ida y
vuelta sin pelos en la lengua, lo importante que había resultado esta Cumbre
para propinarle una descomunal paliza a los señores de Washington. Por supuesto
que aquí sí hubo declaración final de fuerte
contenido antiimperialista y por la paz, lo que lamentablemente no ocurrió en
la Cumbre oficial por maniobras concesivas con el Imperio, que indudablemente,
de haberse producido iba a salir doblemente magullado.
Lo dicho, Obama y su representación de un
Imperio que no es invencible, quedaron patéticamente expuestos en Panamá.
Podrán inventarse todas las teorías y mentiras que deseen (para eso siempre
cuentan con los médios corporativos que cubrieron la Cumbre al gusto de sus
amos), intentarán incluso autoconvencerse de que son ciertos sus propias
palabras, de que “las relación EEUU-Latinoamérica es la mejor en décadas”,
pero no engañan a nadie. Más aún: seguramente en los próximos meses se
profundizarán las iniciativas de acercamiento con Cuba e inclusive con
Venezuela, producto del cambio de tácticas del Imperio frente a estas palizas
que está sufriendo en la batalla de
ideas, más la bronca movilizada de nuestros pueblos.
Obama y sus muchachos intentarán minimizar las averías
sufridas en su vehículo blindado (y artillado) en el choque contra el
rejuvenecido tren latinoamericano, pero los hechos hablan más que las palabras. Esta vez perdieron, digan lo que
digan. Ahora falta ir con todo hacia adelante para que levanten el bloqueo a Cuba y anulen el decreto
amenazador contra Venezuela. Es lo que nos deben entre tantas
agresiones producidas.
Por otra parte,
la alegría de hoy no significa que haya que bajar la guardia: el Imperio y el
capitalismo son perversos por definición y volverán a pasar al ataque, pero
repito: objetivamente Panamá se convirtió coyunturalmente en la tumba de su
prepotencia y del discurso injerencista. Por segunda vez en estos últimos diez
años, se le pudo decir al
Imperio que “América se respeta”, y eso no es poca cosa.
Un párrafo
final para la movilización popular latinoamericana que acompañó esta patriada:
allí están las numerosas Tribunas Antiimperialistas que se realizaron en varios
países en coincidencia con el evento panameño. En Brasil, en El Salvador, en México, y hasta en Europa. O
aquí nomás, este pasado viernes en Buenos Aires, donde diversas organizaciones
populares argentinas acamparon durante horas frente a la embajada yanqui,
repudiaron al Imperio USA y al británico, se solidarizaron con Venezuela
Bolivariana y Cuba, y entre gritos y consignas le prendieron fuego a una
bandera norteamericana, simbolizando en ese gesto toda la descomunal bronca que
suscita el accionar de Obama y sus acólitos.
SEGUE
3 comentários:
Grande "paliza"dada ao impêrio!Isto nao ê dito pela nossa comunicacao serventuâria e rastejante!
Bjo
Mais uma pequena parte,
da grande e importante informação,que nos foi ocultada!
Foi uma Cimeira histórica. Por tudo!
Vamos ver a seguir...
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